EL REFUGIO SEGURO DE ALIVIA

El caballo y el carruaje corrían a través de la noche, el único sonido era el crujido del carro y el golpeteo de los cascos del caballo contra el camino de tierra. El aire estaba cargado de anticipación, y mariposas revoloteaban en mi estómago con la idea de llegar a mi destino.

Bertha estaba senta...

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