DANDO TESTIMONIO

Con cada paso que daba, el peso del sufrimiento me oprimía como una manta asfixiante, amenazando con ahogar mi determinación. Pero en medio del mar de formas retorcidas y almas torturadas, sabía que tenía que endurecerme para lo que venía.

La ayuda del conductor del carruaje fue un alivio bienvenid...

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