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Isabella

Sonreí y luego crucé las piernas, golpeando mi rodilla con el dedo, un hábito que Damon me enseñó.

—Tendría que haber tenido ayuda desde dentro —dijo Donatella, justo cuando Julio entró en la habitación.

—Estás aquí —le dijo a Alessandro, luego se volvió hacia mí—. Perdona la intrusión, ...

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