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Isabella

Chillé tan pronto como Alessandro asintió con la cabeza en aprobación. Instantáneamente, llevé a Paula a mi habitación y le arrojé un par de camiseta y jeans al azar.

—No creo que tus jeans me queden —dijo. En su lugar, agarré un par de leggings, que ella aceptó.

—Tienes cinco minutos —l...

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