Sálvalo, por favor

—¡¿Micah?! —gritó Ash, sacudiendo violentamente los hombros de Micah. Su rostro estaba gris y cubierto por una fina capa de sudor—. ¡Micah, despierta! —Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras una piedra se asentaba en su estómago.

Llevando su magia a la superficie, sostuvo sus manos sobre el pech...

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