Capítulo 122

Los ojos de Sebastián se oscurecieron mientras la miraba.

Gloria giró la cabeza, sus ojos llenos de sarcasmo. —Señor Windsor, ¿tiene alguna otra orden? Si no, ¿puedo irme ahora?

Sebastián frunció el ceño, a punto de hablar, cuando la voz llorosa de Amelia interrumpió desde atrás. —Si es solo un ma...

Inicia sesión y continúa leyendo