Capítulo 384

La puerta de la sala privada se abrió de golpe, e Ingrid se quedó en la entrada, su rostro pálido de miedo, demasiado asustada para entrar.

—Samuel.

Sebastián apenas levantó la mirada, señalando a Samuel, que estaba sentado cerca.

Samuel se sintió un poco molesto, como si lo trataran de lacayo. P...

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