Capítulo 25 – Las diez vidas de la Luna

Elena cerró la puerta de la recámara con llave y apagó todas las luces.

Solo dejó la lámpara de la mesilla encendida, apenas un resplandor ámbar que no llegaba a molestar.

Se tumbó en la cama boca arriba, respirando despacio.

–Mia… necesito hablar contigo.

A solas.

El silencio duró tres latidos.

...

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