112

—Míriam, ¿puedo saber la razón por la que has venido aquí? Claramente no te llevas bien conmigo y me odias a morir. Presentarte aquí, sabiendo que estaré, es demasiado extraño.

—¿Demasiado raro? ¿Estás sugiriendo que no tengo derecho a visitar la casa donde mi hermano reside? Debería recordarte que...

Inicia sesión y continúa leyendo