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Angeline llevó las manos a su boca, cubriéndolas con incredulidad. Su mente apenas podía procesar lo que sus ojos y oídos acababan de confirmar. ¿Niños? ¿Sobinos? ¿Y Leander había guardado un secreto de tal magnitud, no solo a ella, sino también a su padre? La sorpresa se transformó rápidamente ...

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