La tormenta que no puedo tocar

Landon

La puerta se cerró de golpe con tanta fuerza que las bisagras chirriaron. John se estremeció, pero apenas lo noté. La rabia hervía bajo mi piel como ácido, quemando a través del pensamiento, de la razón, de la contención.

—Están muertos —escupí, caminando de un lado a otro de la mesa de gue...

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