Pronto... brillarás

Amelia

Las botas de Kane ya están puestas. Su mandíbula está tensa, las líneas de su rostro cortadas más afiladas de lo habitual, todos ángulos duros y control. Me paro entre él y la puerta como si eso pudiera detenerlo, con los brazos cruzados aunque mis palmas están sudando.

—No vas a ir —dice si...

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