Capítulo 37

Lo primero que noté fue lo alto que era Zayden, tuvo que agacharse para pasar por la puerta. Y luego alguien lo siguió, más bajo pero ocupaba espacio.

Me puse rígida, mis dedos temblaban ligeramente. ¿Por qué estaba aquí?

—Lillian, ha pasado tanto tiempo.

Apreté los dientes; ¿cómo podía estar tan...

Inicia sesión y continúa leyendo