CAPÍTULO 105

ALARIC

El silencio se aferraba a la mazmorra como un sudario asfixiante. Las últimas palabras del vampiro resonaban en mi cabeza, una lenta y hirviente rabia enroscándose en mi pecho.

La drenó por completo. Nada más que un cadáver.

Mis garras se clavaron en mis palmas, el dolor agudo apenas m...

Inicia sesión y continúa leyendo