Un vistazo a lo desconocido

Me senté en la entrada de la celda de pesadilla, un escalofrío recorriendo mi espalda. Mis ojos se fijaron en la fría y oscura piedra que parecía respirar los horrores que había presenciado. El olor rancio y metálico de la sangre flotaba en el aire, tenue pero inconfundible.

Fruncí el ceño en conce...

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