Sangre

La perspectiva de Cleopatra

Su olor me golpeó primero, fuerte y penetrante—definitivamente un forastero. Mis labios se curvaron en una mueca de desprecio mientras el forastero se acercaba, su mirada fija en la mía como un depredador observando a su presa. Pero estaba equivocado. Yo no era la presa....

Inicia sesión y continúa leyendo