Aliados amargos

La perspectiva de Kane

La habitación quedó en silencio cuando la puerta se abrió de golpe y una figura entró en la tenue luz—una mujer con ojos afilados y familiares y una expresión tan fría e implacable como la piedra. El reconocimiento me invadió, y una sonrisa diabólica se dibujó en mis labios.

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