La locura de Dylan

La noche se rompió con un aullido que me heló hasta los huesos. Fue seguido por gritos frenéticos y pasos apresurados de los guardias apostados fuera de los terrenos del palacio.

Mis sentidos se agudizaron, mi mano se apretó alrededor de la de Cleopatra. Nos miramos por un breve momento antes de mo...

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