CAPÍTULO 35

Darius

—Lo encontré, estaba en la carretera—, gritó ella y luego se detuvo en seco.

Si ella lo encontró, ¿entonces de quién era el perro que enterramos?

—Cerberus, ven aquí—, lo llamé y, efectivamente, saltó de las manos de Marlene y comenzó a correr hacia mí. Miré a Kenzie, se agachó y lo recogi...

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