Capítulo veintinueve

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Kelly sacó su teléfono del bolsillo, listo para llamar a la policía, pero Mark cayó de rodillas suplicando con lágrimas y una mano ensangrentada.

—Lo siento mucho, señor, por favor no me arreste, no sabía que el jefe todavía la quería—suplicó agarrando la pierna de Kelly.

—Podrías desmayart...

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