Capítulo cinco
La maquilladora aplicaba maquillaje en mi rostro mientras yo estaba sentada frente al espejo del vestidor.
—Te ves increíble y adorable hoy, Meria —dijo la maquilladora, Mary, mientras yo me reía.
—Siempre me dices eso casi todos los días, Mary, y sabes que realmente estoy empezando a no creerte —me reí.
—Bueno, es la verdad —dijo Mary.
Justo en ese momento, Nadia entró en el vestidor con su propia maquilladora.
Me lanzó una mirada mortal y suspiró.
Siempre me ha odiado por ser la mejor entre todos los artistas.
Aunque es hermosa de cara, nunca la recomiendan para bailes especiales.
Supongo que no soy la única que sabe... que solo es hermosa de cara y no de corazón.
Solo sonreí para mis adentros.
—¿No puedes dejar de admirar mi increíble belleza ya, Meria? —dijo mientras me miraba con enojo.
Le sonreí, pero ella resopló.
—Oh, no puedo, querida Nadia... Aunque no debería ser yo quien admire tu belleza... Deberían ser los clientes —la provoqué mientras ella tragaba saliva.
Miró a su alrededor sintiéndose muy avergonzada.
—Animal —murmuró al ver que su enamorado se acercaba.
En realidad, hay un chico... a ella le gusta mucho.
Le sonrió cálidamente mientras él se acercaba a nosotras.
—Hola, Sam —dijo, saludándolo con la mano.
—Hola, Nadia... —dijo Sam fríamente mientras ella empezaba a lucirse para que él la notara.
Pero supongo que todo fue en vano.
—¡Te ves muy hermosa, Meria! —dijo Sam mientras tocaba mi mandíbula.
Le sonreí de corazón, haciendo caras en secreto a Nadia.
Quien estaba muriendo de rabia.
¿Cómo podía su enamorado decir que yo era hermosa en lugar de ella?
—Muchas gracias, Sam —dije mientras él me daba un beso en la mejilla antes de alejarse.
Las dos maquilladoras se rieron entre ellas.
—Acaba de confirmar lo hermosa que eres —la provoqué mientras ella me miraba, chasqueando la lengua ruidosamente.
—¡Oh, querida! ¿Tu orgullo está herido? —me burlé mientras ella gruñía enojada.
—Pronto te van a echar —dijo mientras yo ponía los ojos en blanco.
—Vamos a ver —me reí.
Justo en ese momento, una de las trabajadoras entró.
—¡Meria! La señorita O te mandó llamar —dijo mientras yo asentía.
Me levanté para irme.
—Espero que te despidan de allí —dijo Nadia mientras yo sonreía.
—Tú también —respondí mientras me alejaba.
Entré en la oficina de la señorita O ya vestida con mi atuendo de baile.
Me dijeron que quería verme.
Entré y la vi con una expresión sombría.
—¿Qué podría estar mal? Espero que no haya ningún problema —pensé para mis adentros.
Estaba distraída y perdida en sus pensamientos.
—¿Señorita O? ¿Me mandó llamar? —dije mientras ella se levantaba rápidamente.
Suspiró fuerte.
—¿Qué pasa? ¿Está bien? —pregunté, aún muy preocupada.
Mi corazón dio un vuelco mientras mordía mi labio inferior con ansiedad.
¿Qué podría estar afectando tanto a la señorita O?
Ha estado tan sombría y apagada desde que llegué aquí...
¿Hice algo mal?
¿El bar está teniendo problemas?
Los pensamientos seguían corriendo por mi mente mientras ella permanecía en silencio.
Como si estuviera leyendo mi mente.
Tragué nerviosamente mientras el sudor corría por mi rostro.
La ansiedad se volvía insoportable, así que hablé.
—¿Qué pasó, señorita O? —rompí el silencio.
Respiró profundamente antes de sacudir la cabeza.
—Sabes que eres mi mejor bailarina aquí en el bar, ¿verdad? —preguntó mientras yo asentía con la cabeza.
Aún perdida en sus pensamientos...
—Pase lo que pase, Meria... Quiero que sepas que nunca querría hacerte daño —dijo mientras forzaba una sonrisa.
Mi ansiedad creció aún más mientras ella hablaba.
—¡Señorita O, me está asustando! ¿Qué está pasando? —pregunté ansiosamente.
Mis palmas ya estaban sudorosas.
—Aquí... —me entregó dos sobres.
Uno de ellos era pesado mientras que el otro ligero.
—¿Qué es esto, señora? —pregunté, demasiado ansiosa.
—Ábrelo, Meria —dijo mientras yo asentía.
Abrí rápidamente el pesado...
Estaba lleno de mucho dinero.
Gaspé de sorpresa.
Dirigí rápidamente mi mirada a la señorita O.
—No es fin de mes todavía, señora —dije mientras ella solo respiraba profundamente.
—Abre el otro paquete —dijo mientras yo asentía y abría el otro sobre.
Me refiero al sobre ligero.
Era una nota.
La desdoblé y la leí en voz alta.
La señorita O inclinó la cabeza y pude ver lágrimas rodando por sus mejillas.
—¿Despedida? ¿Estoy despedida? —pregunté mientras lágrimas calientes llenaban mis ojos.
Intenté decir algo, pero las lágrimas rodaron por mis mejillas.
—Lo siento mucho, Meria —dijo mientras se secaba la cara con su pañuelo blanco.
Estallé en llanto y caí de rodillas.
—¿Qué hice mal, señorita O? ¿Por qué debería ser despedida? —pregunté entre lágrimas.
—No has hecho absolutamente nada mal, querida Meria... —dijo con una voz calmada pero llorosa.
—¿Entonces por qué me despide, señorita O? —grité con todas mis fuerzas.
—Esto es en realidad por el tipo al que rechazaste su propuesta —dijo mientras mis ojos se abrían de par en par por la sorpresa.
—¿Te refieres a Damon? —pregunté ansiosamente mientras sorbía por la nariz.
Rápidamente me limpié las lágrimas.
—Sí, Meria... Dijo que si no te despedía, se aseguraría de que mi bar cerrara en menos de dos horas —dijo la señorita O.
Tragué saliva con fuerza.
Ese hijo de puta...
La ira me consumió mientras salía de la oficina sin siquiera importarme que la señorita O me llamara.
¿Por qué ese tipo no puede dejarme en paz?
Estaba en camino de salida cuando me encontré con Nadia riéndose de mí con burla.
Bajé la cabeza de vergüenza.
—Lo escuché todo... ¡Estás despedida! —se burló.
—Muévete, Nadia —dije tratando de controlarme.
Ella aplaudió sus manos de manera chismosa mientras caminaba a mi alrededor riéndose.
—Eso es lo que obtienes por cruzarte en mi camino... Así que finalmente te has ido —se regocijó.
—No estés tan segura, Nadia... Podría volver antes de lo que piensas —dije mientras la miraba con furia.
—Oh, de ninguna manera, querida... No después de lo que escuché... ¿Por qué arriesgaría la señorita O su bar por ti? —dijo Nadia mientras yo sonreía con desdén.
—Ya veremos —dije sin saber exactamente qué más decir.
Ella puso los ojos en blanco y se alejó aún riéndose a carcajadas.
Me mordí los dedos mientras me apresuraba a salir.
Rápidamente detuve un taxi y me subí.
¿Estás sorprendido?
Bueno, voy a ver a ese imbécil...
Es tan popular que todos lo conocen.
Entré en las instalaciones de la oficina aún furiosa.
Llegué a la mesa de la recepcionista.
—Quiero ver a Damon —dije bruscamente.
Ella me lanzó una mirada y resopló.
—Debes estar loca para hablar así del jefe —dijo mientras le daba una bofetada en la cara.
Ella jadeó de sorpresa con la mano aún en su rostro.
—¿Dónde demonios está tu maldito jefe? —grité causando ya una escena.
—¿Tienes alguna cita con él? —me preguntó mientras yo le sonreía maliciosamente.
—¿Importa? Llévame a ese demonio que se hace llamar Damon ahora mismo —grité golpeando mi mano en la mesa.
Mi cabello ya estaba desordenado y parecía realmente loca.
Eso no es uno de mis problemas por el momento... Necesito recuperar mi trabajo.
¿Cómo podría arreglármelas sin él?
¿Cuál será mi destino y cómo podré conseguir medicamentos para mi enferma Mia?
Ella siempre está con medicación y soy yo quien paga por los medicamentos.
Con la ayuda de Suzy también...
Tengo miedo de que muramos de hambre porque con Suzy allí... ella podría pagar nuestras cuentas y alimentación también.
Pero, ¿qué pasa con Mia?
¿Por qué este maldito mujeriego no puede quitar sus estúpidos ojos de mí?
—Importa, señorita... Debe tener una cita con él antes de verlo —dijo tratando de mantenerse calmada.
—Oh, por favor... Ahórrame esa basura que estás diciendo ahora mismo. ¿No pensó en una cita antes de hacerme perder mi trabajo? —grité.
El guardia de seguridad intentó detenerme, pero estaba lista para cualquier cosa.
—Dile a tu jefe coquetón que aparezca aquí —grité como una loca.
—Señora, por favor, este es un lugar de negocios y además ya es tarde... Son casi las 6 pm —dijo el guardia de seguridad tratando de sujetarme.
Le grité en la cara... —¡Arrrggghhhh... ¿No lo entiendes? ¡Quiero ver a tu jefe! —grité enojada.
De repente, la puerta interior se abrió y el maldito idiota salió.
Me solté del guardia de seguridad, corriendo directamente hacia él, le di una bofetada en la mejilla en público...
CONTINUARÁ...
