Capítulo 43

ANASTASIA MULBERRY

—¿A qué debo el placer? —la saludó con su profunda voz de barítono, aún ligeramente adormilado a pesar de que ya pasaban de las diez de la mañana y él ya estaba trabajando en su oficina.

No era la primera vez que Anastasia encontraba difícil apartar la mirada del magnífico espéc...

Inicia sesión y continúa leyendo