Capítulo 335

Gabriel presionó suavemente su frente contra la mía, su aliento cálido y constante rozando mi mejilla. Su mirada era profunda y concentrada, como si tratara de leer todo en mis ojos, asegurándose de que ni yo ni nuestra hija hubiéramos sido afectados por el Dios Oscuro.

—¿Estás segura de que están ...

Inicia sesión y continúa leyendo