Capítulo 33 Enviar a los trabajadores a casa

El momento no podría haber sido mejor. Acababa de dejarme caer en el sofá y revisar la hora cuando Michael irrumpió.

—¿Dónde está todo el mundo? ¿A dónde demonios se fueron todos?

Antes de que pudiera terminar su perorata, se quedó congelado, mirándome sentado allí, todo tranquilo y sereno.

Le to...

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