Capítulo 414 No aceptes regalos

—Nada de risas, nada de fugas, ¿entendido?— Le lancé una mirada severa a Willard, sintiéndome satisfecha solo cuando levantó la mano y prometió comportarse. Pero cuando lo vi aún riéndose en el espejo retrovisor, me hervía la sangre.

Golpeé el volante con frustración, culpando al coche por mi vergü...

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