Capítulo 70 Déjalo en mis manos

Los dos empleados que me habían acusado de ser una ladrona quedaron completamente atónitos por las palabras de su colega. El empleado al que había abofeteado de repente se levantó y gritó:

—¡De ninguna manera! Ella lo tomó. Lo recuerdo porque un cliente preguntó por otras tallas de este vestido.

S...

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