Capítulo 204: El pánico de los conspiradores

—No estás tomando suficientes descansos —murmuró Myrria, entregándole un trozo de fruta.

—No estoy hecha de azúcar.

—No, pero tu espalda ha empezado a quejarse —replicó Soraya, con los brazos cruzados.

A unos pasos de distancia, Caleb observaba la escena, una mano en la empuñadura de su cuchillo,...

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