Capítulo 37 Preocupación

Lily observaba el raro momento de vergüenza de David, riendo como un zorro travieso. Sus delgados dedos le daban ligeros toques en el pecho tenso. —¿Qué esperabas? No puedes controlar a tu amiguito.

Sus palabras solo empeoraron las cosas.

La manzana de Adán de David se movió violentamente, su mira...

Inicia sesión y continúa leyendo