Abriendo el corazón

Mariana seguía corriendo, la adrenalina aún bombeando fuerte en sus venas. El frío de la noche no se comparaba con la sensación de desesperación que le oprimía el pecho. Las calles estaban vacías, desiertas, como si el mundo entero se hubiera congelado en el tiempo.

—Vamos, vamos… —susurraba entre ...

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