Protegiendo a mariana

Emily se levantó del suelo gritando como una histérica.

—¡Esto me lo vas a pagar, maldita! ¡Voy a hacer que te despidan, que te saquen como a una basura, gata asquerosa!

—Haz lo que quieras —replicó Olivia con calma, mientras se acomodaba el cabello—. A mí no me importa tu apellido ni tus amenazas...

Inicia sesión y continúa leyendo