Nunca me mientas

Emily entró al hospital sollozando, con el cuello enrojecido y el maquillaje corrido. Se dejó caer sobre una de las sillas del pasillo, respirando agitadamente. Cuando vio acercarse a James, se levantó con dramatismo, señalando las marcas en su piel.

—¡Me atacó! —gritó con voz quebrada—. ¡Solo quer...

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