Capítulo veintidós

Una semana pasó lentamente, repetí las mismas actividades día tras día. Sin drama, sin tiroteos, sin intentos fallidos de secuestro. Finalmente, estaba teniendo una vida normal como el destino de huérfana me había deparado. Usando recursos reunidos por alguien que no conocía, refugiada bajo un techo...

Inicia sesión y continúa leyendo