34

—Gracias —dije, mientras ella salía de mi oficina.

La tarde pasó volando, y antes de darme cuenta, Gerald estaba sentado en mi oficina, quitándose el abrigo y la chaqueta.

—No estoy hecho para este tipo de cosas de espionaje. Claro, puedo integrarlo en una aplicación, pero el viaje hasta aquí fue ...

Inicia sesión y continúa leyendo