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—Oh, Dios, Carla —dijo Alex mientras aceleraba el ritmo de mi mano en su miembro y la succión de mis labios—. Te deseo. Quiero follarte. Quiero estar dentro de ti.

Dejé que su pene se deslizara fuera de mi boca y él me empujó hacia la cama. Se subió encima de mí y me besó de nuevo. Un buen, largo, ...

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