CAPÍTULO 137: GARANTÍA

Mientras yacía inmóvil junto a Ivar, cuya mano derecha acariciaba uno de mis pechos expuestos, jadeaba y recuperaba el aliento con dificultad. Lo que nos acababa de suceder era algo que nunca hubiera esperado ni en mis sueños más salvajes. La intensidad que me hizo experimentar, esas dos rondas de s...

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