Capítulo treinta y cuatro

—RESPIRA —le susurré—. Trata de controlar tu respiración y tu ritmo cardíaco. Está latiendo como un tambor —ella se mordió el labio inferior.

—¿Cómo puedes escuchar mi corazón si tus sentidos no están agudizados? —Maldita sea, esa es una pregunta muy razonable y una que no me gusta responder.

—La ...

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