Capítulo treinta y seis

—¿NAT? ¿QUÉ PASÓ?—Oí la voz de Asher.

—¡Algún imbécil me jugó una broma congelando mi batido y convirtiéndolo en un maldito polo!—Y no me molesté en ocultar mi molestia. —Probablemente se están riendo de mí y sintiéndose increíbles por usar la magia que una vez tuve, en mi contra—grité.

Ninguno de...

Inicia sesión y continúa leyendo