El amor es como un veneno

Cuando recuperé la conciencia, me encontré tirada en el suelo de una furgoneta en movimiento, aún paralizada y con Macy sentada a mi lado, observándome atentamente. Ella sonrió al ver mis ojos abrirse y luego dijo:

—¡Despierta, bella durmiente! Ya casi llegamos.

Sorprendentemente, descubrí que aho...

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