Libro 2, parte 4

—Hola, reservé una cabaña —dijo ella a la mujer que trabajaba en el jardín del invernadero. Le sonrió a la mujer, que era completamente canosa y cuyo rostro mostraba amabilidad.

—Oh, hola querida, ¿cómo te llamas? —La anciana parecía una abuela con sus guantes de jardín en las manos y su cabello re...

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