Libro 3, parte 33

Malachi y yo nos sentamos en la mesa y hablamos. No me di cuenta de cómo pasaban las horas y ambos nos volteamos hacia las puertas corredizas cuando el sol comenzó a salir. Creo que ambos necesitábamos este tiempo a solas para hablar de todo lo que había sucedido.

Saga empezó a inquietarse de nuevo...

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