Libro 4, parte 33

Nataly abrió la puerta y todos condujimos hacia el área de estacionamiento de su edificio. Nos dirigimos hacia los ascensores y una anciana nos miraba de arriba abajo.

—Hola, señora Duffard —dijo Nataly.

—Oh, hola, querida. —Se acercó más a Nataly y nos miró con desaprobación—. No deberías andar c...

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