Libro 4, parte 110

Miré a William y lo encontré dormido en su cama. Le arropé bien las cobijas y le besé la frente. Abajo, abrí la laptop y busqué en Google la compañía que había hecho la entrega de los muebles para bebé. Cinco minutos después, tenía la dirección de la casa del imbécil.

Cogí el teléfono y llamé a la ...

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