Libro 5, parte 29

Seguí a Gunnar hasta el patio.

—Gunnar.

Se le veía en la cara. Estaba herido y enojado. Caminé hacia él y lo abracé. No me importaba que estuviéramos enojados el uno con el otro.

—¿Por qué? —me preguntó.

—Lo siento, hombre. Sabes cómo funciona esto. Simplemente pasa. Ninguno de ellos tenía contr...

Inicia sesión y continúa leyendo