Libro 5, parte 39

James finalmente puso a Kari de nuevo sobre sus pies y la soltó. Ella seguía llorando, y pude ver las emociones en sus ojos.

—Kai —extendió su mano, y yo la estreché.

—Tío James, sano y salvo, como prometí —dije, y él sonrió mientras ponía su brazo alrededor de mi hombro. Caminamos hasta el porche...

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