Libro 5, parte 48

De vuelta en mi habitación, me di una ducha y me sentí inútil, indefenso, roto y solo. En un abrir y cerrar de ojos, había perdido tanto a Gunnar como a Kari. No estaba seguro de cuál dolía más, los amaba a ambos, y ahora ambos se habían ido.

No pude dormir fácilmente esa noche, y seguí reproducien...

Inicia sesión y continúa leyendo