Capítulo 28 Humedad.

Justin sonrió sin atisbo de bondad, que, sin embargo, hizo que la sangre de Carla se acelerara. Él había leído la rendición en sus ojos y ahora estaba listo para reclamar su premio.

—  Quiero que me enseñes a vibrar— dijo ella, con una fortaleza que no supo de dónde salió.

—  Vibrar, ¿eh? —murmuró...

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