104

Lo dejo tomar mi mano y guiarme hasta el final de la habitación, donde los cuadros están colgados y ocultos con mantos blancos. Los cuento. Hay ocho de ellos.

Me giro para mirarlo, preguntándome qué está pasando.

Él mira el cuadro frente a nosotros y luego dirige su mirada hacia mí.

—Antes de que...

Inicia sesión y continúa leyendo