Capítulo 123

—¿Has dejado de llorar? —dijo él, con un toque de humor y preocupación. Una mezcla que hizo que mis ojos se abrieran y admirara la ronquera en su voz, a pesar de que solo tenía quince años.

—Tu voz…

Sus cejas se arquearon.

—¿Qué pasa con ella?

Negué con la cabeza.

—Nada. Solo que no imaginé que...

Inicia sesión y continúa leyendo