Capítulo 128

—¿Cuánto tiempo más vas a seguir hablando contigo misma?

Levanté la mirada.

—¿Qué? No estoy hablando conmigo misma.

—Murmuras como si estuvieras rezando. Es raro.

—Eres grosero.

Él levantó una ceja, sus dedos tamborileando suavemente sobre la mesa.

Decidí tomar el libro en lugar de prestarle a...

Inicia sesión y continúa leyendo