Capítulo 136

—Eres un asesino.

—Yo no mato. Sus manos, ocupadas con los platos, se desviaron, y los ojos de Van Doren se posaron en mí. —Yo torturo, golpeo, te hago perderte en tu mente, deseando la muerte mientras ves ángeles llamándote... Pero no mato. No ensucio mis manos con tu sucia sangre. Ni una sola alm...

Inicia sesión y continúa leyendo